Kip / D. Cooper
De Dennis Cooper
“Kip” se desparrama en mi cama, con su ropa alrededor,
como si fueran los gases de un tubo de escape.
Hay una sonrisa en sus labios,
y en el río que se ve desde la ventana, amarillenta por el humo,
la corriente hiela a los bañistas,
obligándoles a poner los pies fuera del agua.
Su ropa interior parece haberle salido desde dentro,
como el aliento en el espejo
donde ha escrito su precio,
para que cuando me toque mear a mí
sepa lo que tengo que pagarle,
sin necesidad de preguntar ni de cortarme el rollo,
lo cual parece bastante insensible.
Me sitúo a los pies de la cama
y le ordeno que se ponga de cierta manera.
Me agacho un poco para verle el culo,
ese sitio en donde quiero terminar la noche,
sudando y en un pequeño clímax.
Se los han tirado muchas veces.
Desnudo, sus méritos son claros,
y su presencia consiste en un agujero bien follado.
Pero estoy siendo demasiado clínico.
Ésa es la misma carne
que pertenece al rostro que creí necesitar.
Así que me la follo, me aprovecho al máximo
del “Kip” que está a mi alcance,
cuyo parecido con una ambición es impactante,
cuyo culo estoy atacando con la palma de mi mano,
y cuyos ojos, levemente maquillados con un poco de rímel,
guardan celosamente todo aquello en lo que creen,
igual que un niño protege sus pertenencias,
como si sus amantes buscaran adueñarse de él.
Lo que éstos en realidad quisieran ver es cómo ese talento
le agrieta los ojos tras un sinfín
que le tiene así.
como si fueran los gases de un tubo de escape.
Hay una sonrisa en sus labios,
y en el río que se ve desde la ventana, amarillenta por el humo,
la corriente hiela a los bañistas,
obligándoles a poner los pies fuera del agua.
Su ropa interior parece haberle salido desde dentro,
como el aliento en el espejo
donde ha escrito su precio,
para que cuando me toque mear a mí
sepa lo que tengo que pagarle,
sin necesidad de preguntar ni de cortarme el rollo,
lo cual parece bastante insensible.
Me sitúo a los pies de la cama
y le ordeno que se ponga de cierta manera.
Me agacho un poco para verle el culo,
ese sitio en donde quiero terminar la noche,
sudando y en un pequeño clímax.
Se los han tirado muchas veces.
Desnudo, sus méritos son claros,
y su presencia consiste en un agujero bien follado.
Pero estoy siendo demasiado clínico.
Ésa es la misma carne
que pertenece al rostro que creí necesitar.
Así que me la follo, me aprovecho al máximo
del “Kip” que está a mi alcance,
cuyo parecido con una ambición es impactante,
cuyo culo estoy atacando con la palma de mi mano,
y cuyos ojos, levemente maquillados con un poco de rímel,
guardan celosamente todo aquello en lo que creen,
igual que un niño protege sus pertenencias,
como si sus amantes buscaran adueñarse de él.
Lo que éstos en realidad quisieran ver es cómo ese talento
le agrieta los ojos tras un sinfín
que le tiene así.
De Dream Police (1995)
Bueno, aquí un maldito de hoy. Sólo eso. / La foto es de Bart Everly.
Dennis Cooper (Pasadena, Estados Unidos, 1953)
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