Segundo anuncio / R. Verdugo
De Rodrigo Verdugo
Se conectan mangueras al cuerpo para tragar agua de mar día y noche
y así enloquecidos partir a la guerra que hay entre derrumbes y desdoblamientos
son de la familia del hombre que alimentaba embriones astrales con tinta
sus ecos llevan alcohol a la estrella, convierten en piedra pomez los cruceros
Los están urdiendo desde lejos, por eso sienten la angustia que rodea al rayo
llevan tierra a los espejos para ver si ella es la medida de la resurrección
prepararon un largo festejo como vidrios que buscan una fibra oblicua
nada pueden contra ellos, los exorcismos marinos que ahora bajan por los cristales
ni esa arena invisible donde permanecen las ataduras
Se hieren y esas cicatrices diferencian los enarbolados contactos que hay entre la luz y el aire
nos hacen lejano el cuerpo, cercana la incógnita de la que brotan las aguas
ponen una nube trepadora al lado del instrumento espumoso
dicen que "Cuando se enjaula la sangre, se le debe preguntar si cielo o mar a la huella"
tantos resplandores nos han sido vedados desde que las puertas volaron en busca del día
desde que la muerte tenia la muerte en alto
Refulge como nunca el hilo que detuvo al diluvio
partieron en busca de emblemas para la tierra
la seca estrella puso cuerpos acalambrados en el camino
Los están urdiendo desde lejos y avanzan y avanzan
encierran fuego en las estrellas para hacer reñir a las aves
son reclamados como esas banderas o seres sin cabeza que hacen piar la imantación
aunque todo parezca perfecto, fijo e indisoluble
todas las tardes raspan sangre seca de pájaro por el bien de todas las estructuras
Partieron en busca de emblemas para la tierra
de ese arraigo titilante que está en vías de ser un internado de cisnes mortíferos
donde se entra a darse esos roces enrejados que hay entre los espermatozoides y el anticristo
seres turnios hacen maderos a la orilla del camino
se ajustaron los astros a un hilo de sangre
¿Qué harán esta noche que los estoy mirando?
tendrán una muerte con contornos de aire
o agrandaran el anillo
o conseguirán un cadalso glúteo
o sólo esperarán el día, porque siempre en el día tendrán la edad de los árboles
Nosotros bebemos y nos alumbramos, pero aguas y luces se abstienen de nuestra postrera desnudez
Todo esto ya no está ni en la larvada oscuridad de quien ha cerrado todas las puertas
y esperado que los vidrios muestren aires sucesores
Tocamos el dolor de los animales en los abismos nuevos
después el cielo sólo refleja nuestra afinidad con las piedras
y así enloquecidos partir a la guerra que hay entre derrumbes y desdoblamientos
son de la familia del hombre que alimentaba embriones astrales con tinta
sus ecos llevan alcohol a la estrella, convierten en piedra pomez los cruceros
Los están urdiendo desde lejos, por eso sienten la angustia que rodea al rayo
llevan tierra a los espejos para ver si ella es la medida de la resurrección
prepararon un largo festejo como vidrios que buscan una fibra oblicua
nada pueden contra ellos, los exorcismos marinos que ahora bajan por los cristales
ni esa arena invisible donde permanecen las ataduras
Se hieren y esas cicatrices diferencian los enarbolados contactos que hay entre la luz y el aire
nos hacen lejano el cuerpo, cercana la incógnita de la que brotan las aguas
ponen una nube trepadora al lado del instrumento espumoso
dicen que "Cuando se enjaula la sangre, se le debe preguntar si cielo o mar a la huella"
tantos resplandores nos han sido vedados desde que las puertas volaron en busca del día
desde que la muerte tenia la muerte en alto
Refulge como nunca el hilo que detuvo al diluvio
partieron en busca de emblemas para la tierra
la seca estrella puso cuerpos acalambrados en el camino
Los están urdiendo desde lejos y avanzan y avanzan
encierran fuego en las estrellas para hacer reñir a las aves
son reclamados como esas banderas o seres sin cabeza que hacen piar la imantación
aunque todo parezca perfecto, fijo e indisoluble
todas las tardes raspan sangre seca de pájaro por el bien de todas las estructuras
Partieron en busca de emblemas para la tierra
de ese arraigo titilante que está en vías de ser un internado de cisnes mortíferos
donde se entra a darse esos roces enrejados que hay entre los espermatozoides y el anticristo
seres turnios hacen maderos a la orilla del camino
se ajustaron los astros a un hilo de sangre
¿Qué harán esta noche que los estoy mirando?
tendrán una muerte con contornos de aire
o agrandaran el anillo
o conseguirán un cadalso glúteo
o sólo esperarán el día, porque siempre en el día tendrán la edad de los árboles
Nosotros bebemos y nos alumbramos, pero aguas y luces se abstienen de nuestra postrera desnudez
Todo esto ya no está ni en la larvada oscuridad de quien ha cerrado todas las puertas
y esperado que los vidrios muestren aires sucesores
Tocamos el dolor de los animales en los abismos nuevos
después el cielo sólo refleja nuestra afinidad con las piedras
De Anuncio (inédito)
Rodrigo se inició en Isla Negra, y ya con eso. Me refiero a un taller de poesía en Santiago, supongo, pero es Isla Negra. Ahora que digo esto recuerdo algo parecido a que Pablo mandaba a Matilde a la playa, y se iba Matilde y se sentaba en la arena, esperando que el mar arrojara la tabla que Pablo había vislumbrado a lo lejos, flotando en las olas, desde su ventana. Esa tabla, tocando tierra, sería tomada por las manos de Matilde, y más tarde las manos de Pablo la harían su escritorio. Me acuerdo de algo parecido a eso ahora que Rodrigo me escribe del taller Isla Negra, y ahora que leo si cielo o mar a la huella... / Foto: RSVP
Rodrigo Verdugo (Santiago, Chile, 1977)
5 Comments:
Pues muy bueno el poema, en verdad. Saludos.
:P
me encantó... buen poeta , muy buen poeta
un abrazo
Ah, caray, el Maese, qué le debo, eh??? Qué le debo??????! Un abrazo, mista, gusto en verlo por los lares.
Chidas las letras, no? Puf, acabo de releerlas. Me cae que puf.
Gran poeta este Rodrigo Verdugo.
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