sábado, marzo 30, 2013

He vuelto tras mis pasos y los tuyos / F. Alcaraz


De Francisco Alcaraz
He vuelto tras mis pasos y los tuyos
a las estrechas calles empedradas
del barrio que se está poniendo viejo.
Hay muchas caras nuevas, pero todas
las fachadas tienen ese gesto agrio
que tuerce la madera de las puertas
mucho tiempo después de los velorios.
Quizá es porque los nuevos inquilinos
ignoran todo acerca de casi cualquier cosa,
y ni siquiera saben desde cuándo existe
el muro del que cuelga su foto familiar,
ni quién escogió el tapiz
que no se lleva con sus muebles;
no imaginan –no podrían imaginar– las caras
de quienes se sentaban en ese comedor,
ni qué sueños nacieron en su sala
y se murieron tristemente
detrás de un mostrador
o en una casa chica en las afueras;
y mucho menos la forma que adoptan
en su cuarto dos cuerpos casi niños,
desnudos en la luz oblicua
de la tarde, o los hijos que trajeron
el amor o el azar o el desamparo
y crecieron untando las espaldas
a los muros y ahora son apenas una sombra
de lo que alguna vez les ofreció el destino.

No saben que para limpiarlas
de fantasmas, para acallar la voz
que los asalta en el pasillo,
les hace falta haber vivido
la vida entera en esas casas,
y saber qué se siente no querer
volver a verlas nunca;
soñar intensamente con salir
y caminar sin rumbo, sin jardines,
sin muebles, sin cocina;
haber sembrado plantas
por cada conocido que enterraron
y verlas germinar como a los hijos,
que crecen de manera imperceptible
bajo los aguaceros del verano,
hasta que ya no caben más y piden
¡tierra, tierra!, porque sus raíces
se han ido muy profundo: más allá
de nosotros e incluso de ellos mismos,
y no nos pertenecen más
que las hojas que va arrastrando el viento.
Sólo entonces serán dueños de sus casas
y tendrán el legítimo derecho
a ser olvidados de manera inobjetable.
De Tiempo en vuelo (2013)
Léase este poema, sobre todo, si ha visto cómo la casa familiar recoge un día sus cosas y se marcha lejos. Si ha visto cómo un día la muerte traza frente a usted una línea con todo y casa y luego levanta la mirada y le pela los dientes.
/ La foto la tomé de El Debate, periódico sinaloense.
Francisco Alcaraz (Culiacán, 1979)