miércoles, noviembre 29, 2006

Claridad / N. Escalante Andrade

De Nadia Escalante Andrade
Una pequeña orquesta agita la mansedumbre horizontal
Venga el Viento guardián de las cumbres sonoras
en ninguna parte el nacimiento de la luz
nombró la muerte del sonido
bajo miniaturas frondas la noche agoniza sus andamios de piedra
mártir interna seca los labios con lienzos de sombra
se detiene
.............especula sideral
...............................arrastra su raíz y su ensalmo en jirones
se esconde en las grietas de la mano
..........es el amanecer de los sonidos
la orquesta extiende sus minutos y los prende a orillas de lo externo
Venga la Luz jinete denuedo de altitudes
torrencial vestido de rojo el instante derrama sus rebaños
en cada resquicio de lo inmóvil
la arena del desierto se evapora en lluvia inversa de cristal hacia las nubes
..........abandona la espalda del miedo
..........abandona la cuenca de las manos
............................................el cántaro de sequía se ha roto
abandona las acequias de las huellas dactilares
vuelas paloma hacia un nuevo desierto
aquí ha sido la batalla de la sed inexpugnable
el diluvio del calor y la ceguera
..........brillan los sonidos sin su velo
..........el océano fluye el instante hacia la luz
*
Andaba medio dormido el Pájaro pero ya volvió, y lo hace jineteando en fluido hacia la luz con este poema de Nadia, poeta de la hermana República de Yucatán. / Foto de NEA
Nadia Escalante Andrade (Mérida, México, 1982)

jueves, noviembre 09, 2006

Segundo anuncio / R. Verdugo

De Rodrigo Verdugo
Se conectan mangueras al cuerpo para tragar agua de mar día y noche

y así enloquecidos partir a la guerra que hay entre derrumbes y desdoblamientos

son de la familia del hombre que alimentaba embriones astrales con tinta

sus ecos llevan alcohol a la estrella, convierten en piedra pomez los cruceros

Los están urdiendo desde lejos, por eso sienten la angustia que rodea al rayo

llevan tierra a los espejos para ver si ella es la medida de la resurrección

prepararon un largo festejo como vidrios que buscan una fibra oblicua

nada pueden contra ellos, los exorcismos marinos que ahora bajan por los cristales

ni esa arena invisible donde permanecen las ataduras

Se hieren y esas cicatrices diferencian los enarbolados contactos que hay entre la luz y el aire

nos hacen lejano el cuerpo, cercana la incógnita de la que brotan las aguas

ponen una nube trepadora al lado del instrumento espumoso

dicen que "Cuando se enjaula la sangre, se le debe preguntar si cielo o mar a la huella"

tantos resplandores nos han sido vedados desde que las puertas volaron en busca del día

desde que la muerte tenia la muerte en alto

Refulge como nunca el hilo que detuvo al diluvio

partieron en busca de emblemas para la tierra

la seca estrella puso cuerpos acalambrados en el camino

Los están urdiendo desde lejos y avanzan y avanzan

encierran fuego en las estrellas para hacer reñir a las aves

son reclamados como esas banderas o seres sin cabeza que hacen piar la imantación

aunque todo parezca perfecto, fijo e indisoluble

todas las tardes raspan sangre seca de pájaro por el bien de todas las estructuras

Partieron en busca de emblemas para la tierra

de ese arraigo titilante que está en vías de ser un internado de cisnes mortíferos

donde se entra a darse esos roces enrejados que hay entre los espermatozoides y el anticristo

seres turnios hacen maderos a la orilla del camino

se ajustaron los astros a un hilo de sangre

¿Qué harán esta noche que los estoy mirando?

tendrán una muerte con contornos de aire

o agrandaran el anillo

o conseguirán un cadalso glúteo

o sólo esperarán el día, porque siempre en el día tendrán la edad de los árboles

Nosotros bebemos y nos alumbramos, pero aguas y luces se abstienen de nuestra postrera desnudez

Todo esto ya no está ni en la larvada oscuridad de quien ha cerrado todas las puertas

y esperado que los vidrios muestren aires sucesores

Tocamos el dolor de los animales en los abismos nuevos

después el cielo sólo refleja nuestra afinidad con las piedras
De Anuncio (inédito)
Rodrigo se inició en Isla Negra, y ya con eso. Me refiero a un taller de poesía en Santiago, supongo, pero es Isla Negra. Ahora que digo esto recuerdo algo parecido a que Pablo mandaba a Matilde a la playa, y se iba Matilde y se sentaba en la arena, esperando que el mar arrojara la tabla que Pablo había vislumbrado a lo lejos, flotando en las olas, desde su ventana. Esa tabla, tocando tierra, sería tomada por las manos de Matilde, y más tarde las manos de Pablo la harían su escritorio. Me acuerdo de algo parecido a eso ahora que Rodrigo me escribe del taller Isla Negra, y ahora que leo si cielo o mar a la huella... / Foto: RSVP
Rodrigo Verdugo (Santiago, Chile, 1977)

sábado, noviembre 04, 2006

Nuestras lenguas / L. Ricárdez

De Lety Ricárdez
Es un dolor de voz que se apaga
Coral Bracho
Nuestras lenguas son música,
casi miel en los labios.
Pronto ocuparán un lugar entre las muertas.

Aún brotan del cántaro en la entraña,
fluyen en leve niebla
imperceptibles,

aunque nos cerque
─cada vez más cerca─
el látigo de su inexorable evanescencia.
*
Quiero decir y que la voz responda, pero decir no alcanza muchas veces, así que hoy digo sin decir lo que nunca alcanza. ;)
Lety Ricárdez (Oaxaca, México, 1948)