De Gloria Fuertes
Si el mar es infinito y tiene redes,
si su música sale de la ola,
si el alba es roja y el ocaso verde,
si la selva es lujuria y la luna caricia,
si la rosa se abre y perfuma la casa,
si la niña se ríe y perfuma la vida,
si el amor va y me besa y me deja temblando.
¿Qué importancia tiene todo esto,
mientras haya en mi barrio una mesa sin patas,
un niño sin zapatos o un contable tosiendo,
un banquete de cáscaras,
un concierto de perros,
una ópera de sarna?
Debemos inquietarnos por curar las simientes,
por vendar corazones y escribir el poema
que a todos nos contagie.
Y crear esa frase que abrace todo el mundo;
los poetas debiéramos arrancar las espadas,
inventar más colores y escribir padrenuestros.
Ir dejando las risas en la boca del túnel,
y no decir lo íntimo, sino cantar al corro;
no cantar a la luna, no cantar a la novia,
no escribir unas décimas, no fabricar sonetos.
Debemos, pues sabemos, gritar al poderoso,
gritar eso que digo, que hay bastantes viviendo
debajo de las latas con lo puesto y aullando,
y madres que a sus hijos no peinan a diario,
y padres que madrugan y no van al teatro.
Adornar al humilde poniéndole en el hombro nuestro verso;
cantar al que no canta y ayudarle es lo sano.
Asediar usureros y con rara paciencia convencerles sin asco.
Trillar en la labranza, bajar a alguna mina;
ser buzo una semana, visitar los asilos,
las cárceles, las ruinas; jugar con los párvulos,
danzar en las leproserías.
Poetas, no perdamos el tiempo, trabajemos,
que al corazón le llega poca sangre.
De Obras incompletas (1981)
Agarra Andreas Kartak y me envía este poema, para hacerle un homenaje, chiquitito, a Gloria Fuertes, como es que se acostumbra hacer aquí. Autodidacta, íntima del pueblo, escribía en los bares, me comenta. Y me introduzco más en ella y encuentro una lluvia (a veces aguaceros, chaparrones, aluviones) de versos para el universo. Por ejemplo, Mi verso para el universo: Pongo el corazón en el bolígrafo, / en la pluma, en el ave, en la escoba, / en la voz, en la luz, en la palabra, / en la cocina y en la alcoba. / Yo pongo el corazón. / Escribo para ahora y para luego. / Escribo para siglos venideros, / para horas venideras / de manos y labios juntos. No. De verdad que no debemos dejar irse al tiempo. Quiero decir que así, virgen, limpio, en blanco al pinche tiempo. 
Gloria Fuertes (Madrid, España, 1917 - Madrid, España, 1998)