sábado, noviembre 26, 2005

Rancheras (fragmentos) / J. A. Matesanz

De José Antonio Matesanz
2

Cuando los caballos mean,
es una gloria.
Absortos en sí mismos,
concentrados,
fundidos en Dios sabe qué dios,
sueltan su chorro magnífico,
las patas abiertas.
No hay modo de moverlos entonces.
Jinete sorprendido,
yo no me atrevería a intentarlo.

4

Sentado en su butaque,
entre fumada y fumada,
midiendo al jinete que lo encaraba,
el viejo respondió:
“¿Tamiahua? Si se va despacio, llega hoy en la tarde”.
“¿Si me voy despacio? ¡Viejo pendejo!,
si me voy aprisa llegaré antes”.
Más tarde, contemplando su caballo reventado,
entendió las ventajas de llevarlo al paso
y la sabiduría de los años.

5

Lo corretearon los carranclanes
con ganas de quitarle el caballo
y quizá la vida.
Ya le habían robado muchos,
y decidió huir a todo lo que daba.
Saltó una cerca imposible
que los otros no pudieron librar.
Días después, curioso,
trató de brincarla con el mismo caballo.
Y no pudo.
Supo entonces que el miedo pone alas
hasta en las patas de los caballos.

De A la caza de intangibles (2005)
Llevamos la historia a cuestas, en ambos sentidos. Uno: la vamos cargando como se cargan los años. Dos: aliviamos el peso deslizándola, arrojándola, en cuanto encontramos la primer cuesta. Pero José Antonio Matesanz no es así. La lectura es distinta. Uno: porque es un historiador y no es fácil deshacerse, por ejemplo, de un brazo. Dos: porque 36 años de catedrádico no pueden (no pueden, de plano) deslizarse así como así. Es por eso, quizá, que la poesía de Matesanz tiene estos sentidos. Es sabia. Un abrazo para el camarada que recién presentó este libro, entre chorros magníficos, las patas abiertas, fundido en Dios sabe qué dios. Ya no hay modo de moverlo. Yo tampoco me atrevería a intentarlo.
José Antonio Matesanz (Veracruz, México, 1939)

miércoles, noviembre 23, 2005

Landscape íntimo / S. Ibargoyen

De Saúl Ibargoyen
para Sergio Mondragón

¿Es ésta la misma igual ciudad
nuevamente repetida
con sus glorietas de espuma
de árboles empapados de verde
de angustiadas mariposas blancas?
¿Quién llama a quién
entre susurros de humo
y motores de incendiado hierro?
¿Quién besa un paladar
de saliva jubilosa
y un brazo y un dedo sumergidos
en la piel insondable
que de tal modo
los desnuda y los defiende?
¿Quién sabe
quién es quién aquí
en medio de una luz
agrisada por la lluvia?
¿Quién busca a quién
en qué cantina encendida
desde la historia
de libros de aviones
de labios desfibrados
de sórdidas excrecencias
de súbitos gases
de manos soltándose
sobre la carne sin sábanas?
¿Quién lee su rostro
en los frágiles periódicos
quién conoce los movimientos
con que la ciudad borra
cada sombra de las pálidas estatuas
y desgaja y destruye
marcas de pasos y de orines
señales de maderos y de cáscaras
hilachos de cigarros y de voces
semillas de frutos digeridos
cristales de errático semen
fragmentos de un pájaro cualquiera
que el viento oxidado destrozó?
¿Quién se encuentra con quién
mientras el tiempo mete su lengua
entre las horas torturadas
y los días distintos?
¿Quién escribirá los nombres
cambiantes de México City
antes del regreso
de las aguas areniscas
y las tolvaneras sedientas
que serán otros sonidos salobres
entrando su raíz
en los espejos?

De Poeta en México City (1998)
Saúl Ibargoyen pertenece a la estirpe de los poetas verdaderos, una especie mucho menos abundante de lo que el número de libros de poesía en circulación y la crítica de ciertos críticos permitiría suponer. Es un poeta original y, en consecuencia, suele padecer el embate de silencio que le dedican quienes están afiliados a lo novedoso y no atienden a lo sustancial. (Juan Gelman)
Saúl Ibargoyen (Montevideo, Uruguay, 1930)

viernes, noviembre 18, 2005

Todo es predecible / C. Simic

De Charles Simic
Ya todo está previsto. Lo que el destino ha señalado no puede evitarse. Incluso esta papa cocida. Este tenedor. Este trozo de pan negro. También este pensamiento…
.......... Mi abuela, que barre la acera, lo sabe. Ella dice que no existe ningún dios, sólo un ojo aquí y allá que ve claramente. Los vecinos están demasiado ocupados mirando la televisión para quemarla por bruja.
De El sueño del alquimista (1994)
De acuerdo o no con él, Simic puntualiza: La poesía es la expresión de un individuo que no se suscribe a ninguna ideología; de otro manera, los poemas no valen nada. (CS, en entrevista con Juan Carlos Galeano) - Todo es predecible, traducción del inglés por Rafael Vargas.
Charles Simic (Belgrado, ExYugoslavia/Yugoslavia, 1938) / EUA

miércoles, noviembre 16, 2005

Mirlo / S. Coddou

De Sergio Coddou

si tuviera una corteza cerebral impermeable
y las ideas resbalaran moribundas
fuera de mi cabeza
podría finalmente
sentarme a observar
este mirlo.

De Lyrics (2005)
Lyrics es el libro de un poeta que quiso ser rócker (no un rockstar, un rócker), y fue escribiéndolo el rócker que de pronto se nos vino poeta, aunque Mirlo, este poema, créanme, no lo parezca. Para llegar a la buena música, creo, hay que guardarse primero el trino de un pájaro, que sólo así se llega a versos que suenan a Lou Reed, Syd Barrett, Bob Dylan, R.E.M., Palace Brothers, que es como suena, en conjunto, este libro. Mirlo es un intro, creo yo, como afinarse. Para rockear hay que sonar al principio un poco así. Si no pregúntenle, por ejemplo, al tal Leonard Cohen, o, en contraparte, a esta nueva promesa del país de los poetas: Sergio Coddou. (Si quieren ponerse pesados habrá que chutarse el poemario)

Sergio Coddou (Santiago, Chile, 1973)

lunes, noviembre 14, 2005

No perdamos el tiempo / G. Fuertes

De Gloria Fuertes

Si el mar es infinito y tiene redes,
si su música sale de la ola,
si el alba es roja y el ocaso verde,
si la selva es lujuria y la luna caricia,
si la rosa se abre y perfuma la casa,
si la niña se ríe y perfuma la vida,
si el amor va y me besa y me deja temblando.
¿Qué importancia tiene todo esto,
mientras haya en mi barrio una mesa sin patas,
un niño sin zapatos o un contable tosiendo,
un banquete de cáscaras,
un concierto de perros,
una ópera de sarna?
Debemos inquietarnos por curar las simientes,
por vendar corazones y escribir el poema
que a todos nos contagie.
Y crear esa frase que abrace todo el mundo;
los poetas debiéramos arrancar las espadas,
inventar más colores y escribir padrenuestros.
Ir dejando las risas en la boca del túnel,
y no decir lo íntimo, sino cantar al corro;
no cantar a la luna, no cantar a la novia,
no escribir unas décimas, no fabricar sonetos.
Debemos, pues sabemos, gritar al poderoso,
gritar eso que digo, que hay bastantes viviendo
debajo de las latas con lo puesto y aullando,
y madres que a sus hijos no peinan a diario,
y padres que madrugan y no van al teatro.
Adornar al humilde poniéndole en el hombro nuestro verso;
cantar al que no canta y ayudarle es lo sano.
Asediar usureros y con rara paciencia convencerles sin asco.
Trillar en la labranza, bajar a alguna mina;
ser buzo una semana, visitar los asilos,
las cárceles, las ruinas; jugar con los párvulos,
danzar en las leproserías.
Poetas, no perdamos el tiempo, trabajemos,
que al corazón le llega poca sangre.

De Obras incompletas (1981)
Agarra Andreas Kartak y me envía este poema, para hacerle un homenaje, chiquitito, a Gloria Fuertes, como es que se acostumbra hacer aquí. Autodidacta, íntima del pueblo, escribía en los bares, me comenta. Y me introduzco más en ella y encuentro una lluvia (a veces aguaceros, chaparrones, aluviones) de versos para el universo. Por ejemplo, Mi verso para el universo: Pongo el corazón en el bolígrafo, / en la pluma, en el ave, en la escoba, / en la voz, en la luz, en la palabra, / en la cocina y en la alcoba. / Yo pongo el corazón. / Escribo para ahora y para luego. / Escribo para siglos venideros, / para horas venideras / de manos y labios juntos. No. De verdad que no debemos dejar irse al tiempo. Quiero decir que así, virgen, limpio, en blanco al pinche tiempo.

Gloria Fuertes (Madrid, España, 1917 - Madrid, España, 1998)

sábado, noviembre 12, 2005

La aurora / M. Scorza

De Manuel Scorza

La noche pasará
Pueden escupir las aguas
Pueden fusilar a los gorriones
Pueden quemar los versos
Pueden degollar al dulce lirio
Pueden romper el canto y arrojarlo a una ciénaga
Pero esta noche pasará

De El vals de los reptiles (1970)
Situado en el centro de la oscuridad hostil, como un animal desamparado que busca el amor, él reunió en una punta de llama sus fuerzas obstinadas, e hizo frente a la miseria cósmica por la cual se sentía combatido. Y admitió, para poder vencerlo, ese universo de soles carcomidos, de planetas mendigos, de cometas que arrastran su cortejo de harapos; este mundo nuestro de tardes astrosas, de agua en ruinas, de calvos jardines, de ángeles desprestigiados; este mundo donde el hombre ha de disputar el aire a ratas y topos investidos por la solemnidad del bienestar y la resignación. (Rubén Bonifaz Nuño, palabras a Scorza en Poesía Incompleta, UNAM, 1976)
Manuel Scorza (Lima, Perú, 1928 - Madrid, España, 1983)

miércoles, noviembre 09, 2005

La hermana muerta / C. Boullosa

De Carmen Boullosa
a María José

1

No hay nada ahí donde me esperas.
¿Qué me llama entonces?

¿No puedo en cambio llamarte?
No, puesto que no tienes ojos, ni nariz, ni vientre.
¿Qué me llama entonces?

Escucha:
soy incapaz de devolverte tus piernas.

No tengo nada que darte a cambio de la muerte.
A pesar de eso no me llames.
No.

2

violento atardecer igual a un animal que se revuelca
.......... en la hierba.
Caliente y tranquilo el animal.
¿Y la tarde?
Serena, igual que un insecto amenazado por una palma
.......... para él invisible.

Aprende de una vez que mi palma es indivisible.
(Tranquilo el animal y fresca la hierba)

3

Remóntate.

Una noche
las dos dormimos en la misma cama.

Alegas una infidelidad feroz,
pero tú
¿no recuerdas mi respiración acompasada,
mis extraños sueños abigarrando a la noche
.......... irrespirablemente?

4

No, no te remontes.
Que tu nombre se escape hacia otro sitio
irrespirablemente.

5

Alega el acero que traspasa
un cuerpo por él entumecido.

Pero no mis muslos tibios.
Te lo pido.
No.

De Ingobernable (1979)
Yo no creo en la palabra desechable, y creo que en cada palabra hay encerrada una memoria colectiva y un misterio, y algo que no cabe en las palabras que viene del territorio del silencio. (CB, en entrevista con Alma Varela)
Carmen Boullosa (Ciudad de México, México, 1954)

martes, noviembre 08, 2005

A la mañana siguiente Cesare Pavese no pidió el desayuno / J. L. Panero

De Juan Luis Panero

Solo bajó del tren,
atravesó solo la ciudad desierta,
solo entró en el hotel vacío,
abrió su solitaria habitación
y escuchó con asombro el silencio.
Dicen que descolgó el teléfono
para llamar a alguien,
pero es falso, completamente falso.
No había nadie a quien llamar,
nadie vivía en la ciudad, nadie en el mundo.
Bebió el vaso, las pequeñas pastillas,
y esperó la llegada del sueño.
Con cierto miedo a su valor
-por primera vez había afirmado su existencia-,
tal vez curioso, con cansado gesto,
sintió el peso de sus párpados caer.
Horas después –una extraña sonrisa dibujaba sus labios-
se anunció a sí mismo, tercamente,
la única certidumbre que al fin había adquirido:
jamás volvería a dormir solo en un cuarto de hotel.

De Los trucos de la muerte (1975)
Juan Luis Panero es un hombre Sin rumbo cierto, como reza el título de su autobiografía, y eso que su rumbo parecía haber estado dictado a través de la sangre (hijo de Leopoldo Panero y hermano de Leopoldo María Panero). Pero aún así decide uno, a veces, vivir "sus peregrinaciones", sus vagabundeos y sus autoexilios, su rumbo incierto. Decide uno, como Panero, escribir poesía como quien no la escribe.

Juan Luis Panero (Madrid, España, 1942)

jueves, noviembre 03, 2005

Nadador / D. Cooper

De Dennis Cooper

Cuando la niña pequeña
explora el lago con sus gafas de bucear
se topa con Eric, que lleva meses
iluminando las profundidades
con los brazos extendidos
como las alas de un avión.
Su tronco es
nueve veces más delgado de lo normal.
Cuando salga a la superficie
las chicas preferirán
sacarse los ojos
antes que lanzarle
una mirada de ensueño.

El lunes Dave me telefonea
mientras estoy en una fiesta,
y me deja sin habla con la noticia,
estupefacto, como si hubiese
anestesiado mis labios.
Y cuando el martes despierto
me quedo en la cama durante horas
pensando en la muerte
hasta que me levanto sobre mis pies fríos.

Cuando los hombres sacan a Eric del lago
el agua prolonga su cuerpo
como un largo camisón.

De Dream Police (1996)
En mi obra, matar es una manera de detener el dolor que provoca no ser capaz de entender y poseer a la gente que amas. Nunca funciona, pero es el único método que mis personajes creen tener para unirse con el objeto de su obsesión. Ven una lógica: si no son suyos de una forma completa, al menos pueden congelarlos cuando los poseen. La destrucción es una manera de borrar el pasado y el futuro, la víctima queda suspendida en la eternidad con su amante. (DC) / Nadador, en Dream Police, de la traducción de Jesús Llorente Sanjuán.
Dennis Cooper (Pasadena, Estados Unidos, 1953)