La cabeza contra el muro / R. Dalton
la materia es indestructible,
por lo tanto
la materia es incomprensiva,
la materia
es cruel.

reunión heterogénea de poesía
Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese ya esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.
El hombre es animal de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.
Ah, pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.
El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo de un tigre.
El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve
―antes de que lo devoren― (cómplice, fascinado)
igual a su enemigo.
Damos la vida sólo a lo que odiamos.
De Lívida luz (1960)
Escribo porque yo, un día, adolescente, / me incliné ante un espejo y no había nadie. / ¿Se da cuenta? El vacío. (RC)
Rosario Castellanos (Ciudad de México, México, 1925 - Tel Aviv, Israel, 1974)
Este andar de los huesos
este andar de la carne
este escalar los siglos
y venir de tan lejos en abuelos perdidos
Vicente Huidobro
Vagaremos sin rumbo
sin señas sin recuerdos sin infancias
por esta ciudad abierta de piernas
como mujer ninfómana y enloquecida por amor
con nuestros cansados soliloquios
para libertinos o yeguas del Apocalipsis
Vagabundear por esta ciudad
que nos mira con los ojos en llamas
y nosotros locos o borrachos
seguiremos prematuros
sin nervios sin párpados sin riñones
sólo para seguir en nuestro decadente descenso
y seguir naufragantes dispersos fantasmales
para tan sólo caer de cabeza y sin entrañas
perdidos golondrinos abandonados
suplicantes por seguir este viaje a ninguna parte
sin rumbo sin brújula sin mapa territorial
En busca tal vez del abuelo fallecido
del padre canceroso o de una puta asesina
en esta ciudad muerta o de muerte
tan sólo seguiremos como un soldado moribundo
o un apostador sin su as bajo la manga
ante el crudo aguacero que nos odia
o de la tormenta de acero que nos decapita
CONCURSO DE POESÍA CARDO 2006
Una libertad que retoza y no se ha hecho fea.
La sensibilidad de un loro que habla,
soy la niña que se le caen las cocadas y no las levanta,
un huevo de gallina negra me recorre y despierta.
Soy una nariz que huele el adobe de la casa de enfrente
un patio y todas sus casas.
Una fotografía regañada,
un trazo delgado en medio de la selva.
Una flor para el agua, para otras flores y no de las personas.
Soy una resina que lloró San Vicente.
Soy un alcaraván que ahogó su canto en otro idioma.
De Olivo Negro / Guie' yaasé (2005)
Apenas había oído las palabras de Zelomi porque el pensamiento, como una súbita hendidura, se abrió hacia la ofuscadora evidencia de que el hombre es un simple juguete en manos de Dios, eternamente sujeto a hacer sólo lo que a Dios plazca, tanto cuando cree obedecerle en todo, como cuando en todo supone contrariarlo.
José Saramago
Y entre esos huacos simbólicos los hay que llegan hasta nosotros, indescifrables, mudos, misteriosos y en algunos hay que venir hasta Leonardo, hasta Goya, hasta Baudelaire, sí, hasta Baudelaire, porque esos objetos de barro son decadentes: ¡hay que verles sonreír!
Abraham Valdelomar
Plabra de un colgajo que se transfigura en ojos de corazón
Cérvido, para creer, amputado, Cristo del Apocalipsis jugando en una irreconocible discoteca, lengua, computadora, Metrópoli, cantar de erróneas plabras en que me he dado cuenta de algo espantoso, en los planetas, convalecer de pantaletas, tiernos lobos vacantes de amor legalizado. Rumiando que la tentativa artística de caminar ya no será explotar un balazo en la cabeza de mi amor. Emboscar. Ya no será arrastrar los testículos por los dientes del último sexo, ya no será concentración para tragarme los ojos que me imaginan en la televisión, devorármelos, entre músculo que tira para mirar en los diamantes costados rellenos, de las brasas, que compraste en Tokio. Llorón. Ya sé, te sigo a mi paso comiendo tu gran culo de Botero y de tus cuatro tetas inmensas, persistencia, en un cajón azul desde el perro de Keynes; pero es la época desterrada del color y así siento que a mis ojos estoy mascando en las bocas, bajo mis cejas, con enzimas que jamás recuerdo y de bailes en que rememoro el cabalgar salvaje de una mula tramposa que se embaraza y recién hoy la he encontrado y como tengo dinero, pulcro, lavado, he sembrado a mis bichos en sus vientres: las axilas, la rodilla, el talón, la quijada, las mamas, el útero, los codos, los hombros, el ano, los muslos, los glúteos, los ojos, la oreja, la nariz y la boca que dormirá en la lengua, pornográfica, plabra de los espacios de la luz que carga en su famélico corazón asexuado. Y allí hacer que crezcan y paran enemigos nuevos, ojos nuevos, ojos negros, radiantes de bellezas que me he comido; visiones horrendas que creen cosas que ya están aquí.
Plabra para volar la Ciudad
Ayer volé sobre la Ciudad. Excitado corrí por la avenida poesía, corrí 100 metros e imaginé los portaviones que se construyen en el Tercer Mundo. Corrí 80, 60 metros, 10, 0 metros y me elevé en vuelo vertical. No vayas a creer que estaba en un avión holandés o norteamericano ¡oh no! Lo que pasa es que me he dado cuenta que no hay mejor motor que los fluidos pegajosos, blancos, negros, hialinos, espesos que las turbinas que transmiten los cerebros educados. Desconocidos. Los que explosionan y permiten un desarrollo sostenido. Entonces, hoy diré filosofía: que vivan los cerebros que hacen ciencia, religión y arte. Que pudiendo matar no matan, que pudiendo ayudar no ayudan, que pudiendo despegar no despegan, porque lo importante es poder hacer y no hacer. Porque el que puede ya hizo para sí y el que no puede no sabrá jamás qué hizo. Como derramar, inexistente, color sobre el antagónico lienzo o elegir plabras al azar del diccionario y jamás entender que el arte está allí, sólo donde el artista ve. Jamás volará un pobre diablo.
Plabra del fútbol desnudo
El fútbol es un desnudo, piel invisible, deporte extraño, a más, absurdo y casi divertido. Allí los límites, las fronteras apareadas, apaleadas, de las religiones, autonomías gubernamentales (de imaginación impuesta) y status monetario, no existen sino únicamente en las líneas, silbatazos, que definen los penales, los tiros de esquina, los fuera de lugar, los tiros libres y uno que otro escupitajo, codazo o pisada en el beso de la, más pura, madre para no seguir perdiendo o, al menos, para intentarlo. Pervertir con la, magistral, gambeta, hacer volar idea, existencia, con forma de planeta, patear planetas camino a la imaginación con el único, inconmensurable, propósito de correr para meter un Gol. Tan simple como eso y no al revés.
Plabra o permiso para destruir los inventos
Hombres del mundo entero han empezado a destruir los inventos, porque nada tiene sentido. Quieren empezar otra vez. Se destruyen radios, televisores, lavadoras, autos, barcos, aviones, teléfonos, computadoras, impresoras, quipus, papiros, libros, chozas, casas, edificios, antenas, microscopios, museos, ojos, lenguas, cerebros. Planetas, galaxias, universos. Vacíos. ¿Todo permanecerá sin el hombre? ¿Existirán las palabras: plabra y vacío?
Pisco, 31 de marzo del 2006
*
Salomón Valderrama Cruz nace en el Departamento de La Libertad, en Perú (bonito dato). Encrucijada, su primer poemario, es del 2002, y del 2003 Anemómetro. Ha sido publicado en revistas de Perú, Argentina, Chile, Brasil, Venezuela, Colombia, Estados Unidos, El Salvador, España, Puerto Rico, Francia, Alemania y México, y ahora en el Pájaro, que no es ni México ni todos los demás; aquí no hay patrias, jeje :D Actualmente dirige la revista Antínfeliz, y está por publicar el libro Facción de imperdido al arte. Todo un doctor, pues. - Le agradezco a Salomón su interés en este Pájaro, el cual se queda con sus plabras, ni modos que no.
Salomón Valderrama Cruz (Chilia, Perú, 1979)
1) El hombre habita el universo en su exilio sin patria original y sin tierra prometida.
B) Nuestro peso rompe una burbuja de jabón, si es que deseamos viajar en su interior.
...................azul
............brillante
.............el Ojo el
pico anaranjado
............el cuello
............el cuello
............el cuello
............el cuello
............el cuello
............el cuello
............el cuello
............el cuello herido
............pájaro de papel y tinta que no vuela
............que no se mueve que no canta que no respira
............animal hecho de versos amarillos
............de silencioso plumaje impreso
............tal vez un soplo desbarata
............la misteriosa palabra que sujeta
............sus dos patas
........................patas
........................patas
........................patas
........................patas
........................patas
........................patas
........................patas
........................patas a mi mesa
*
Le llega una invitación, vía mail, al Pájaro detenido, para sumarse al homenaje que este blog (el cual resulta ser otro blog-pájaro) le hace al poeta peruano Jorge Eduardo Eielson, quien recién dejó este mundo (el 8 de este mes) para entrar a lo sigue, a lo que siga, a lo que sea. - Aquí un link sobre el autor.
Jorge Eduardo Eielson (Lima, Perú, 1924 - Milán, Italia, 2006)
Dolores Castro (Aguascalientes, México, 1923)
Estoy de pie entre las sombras de la oscura calle
y observo mi ventana, allí nací.
Las luces están encendidas, otra gente se mueve a mi alrededor.
Llevo puesta una gabardina, cigarrillo en la boca,
sombrero sobre los ojos, mano en el gatillo.
Cruzo la calle y entro en el edificio.
Los cubos de la basura no dejaron su perfume.
Subo el primer tramo de las escaleras; Orejas Sucias
lanza un cuchillo hacia mí...
Le disparo a quemarropa lleno de miradas perdidas.
Luis Cernuda (Sevilla, España, 1902 - Ciudad de México, México, 1963)